martes, 19 de agosto de 2014

WARREN BUFFETT II


PUNTO DE PARTIDA DE WARREN PARA ENCONTRAR LA COMPAÑÍA EXCEPCIONAL

Warren ha visto que estas supercompañías disponen de tres modelos de negocio básicos: venden un producto único, o bien venden un servicio único, o bien son el comprador y el vendedor de bajo coste de un producto o servicio que el público necesita sistemáticamente.

Vender un producto único: A partir del proceso de la necesidad y la experiencia de los clientes, y con la promoción a través de la publicidad, los fabricantes de estos productos han introducido sus “historias”  en nuestras mentes y así nos inducen a pensar en ellos cuando queremos satisfacer una necesidad. A Warren le gusta pensar en estas compañías como propietarias de una parte de la mente del consumidor, y cuando esto ocurre, la compañía en cuestión no debe cambiar nunca su producto. También puede cobrar unos precios más altos y vender una mayor cantidad de sus productos, creando así unos estados financieros espectaculares..

Vender un servicio único: Son servicios que la gente necesita, y por los que está dispuesta a pagar. Los aspectos económicos de vender un servicio único pueden ser fenomenales. Una compañía no debe gastar mucho dinero rediseñando sus productos, ni tampoco tiene que dedicar ninguna fortuna a la construcción de una planta de producción y almacenes para sus productos. Las compañías que venden servicios únicos y que poseen una parte de la mente del consumidor pueden obtener unos márgenes superiores que las empresas que venden productos.

 Ser el comprador y el vendedor de bajo coste de un producto o servicio que el público necesita sistemáticamente: Aquí se renuncia a los márgenes altos a favor del volumen, y el aumento del volumen compensa con creces la reducción de los márgenes. La clave está en ser el comprador de bajo coste y el vendedor de bajo coste, lo cual permite disponer de un margen superior al de la competencia y al mismo tiempo continuar siendo el vendedor de bajo coste de un producto o servicio. El hecho de ofrecer el mejor precio de la ciudad hace que los consumidores piensen en la compañía cuando tienen que ir a comprar.

Es así de sencillo: venda un producto o un servicio único, o sea el comprador y el vendedor de bajo coste de un producto o servicio, y los beneficios llegarán, año tras año, como si hubiera hecho saltar la banca del casino de Montecarlo.

LA DURABILIDAD

Lo que crea toda la riqueza es la durabilidad de la ventaja competitiva. Es la solidez del producto lo que crea la solidez en los beneficios. Si la compañía no tiene necesidad de cambiar continuamente de producto, tampoco debe gastar millones en investigación y desarrollo, ni tampoco dedicar miles de millones a remodelar su planta de producción para fabricar el modelo para el año siguiente. Así, el dinero se acumula en las arcas de la empresa, lo que significa que no debe soportar ninguna deuda importante, lo que implica no pagar muchos intereses, lo cual significa que termina con mucho dinero para ampliar sus operaciones o bien para recomprar sus acciones, lo que hará que aumenten las ganancias y que suba el precio de las acciones de la empresa, lo que hará que los accionistas sean progresivamente más ricos. Así, cuando analizamos los estados financieros de una empresa, debemos buscar solidez. ¿Presenta sólidamente unos márgenes brutos altos? ¿Soporta regularmente una deuda mínima o incluso inexistente? ¿No debe gastar nunca grandes sumas de dinero en I+D? ¿Presenta un crecimiento sólido de sus ganancias?

EL LUGAR DONDE SE ESCONDE EL ORO

La cuenta de pérdidas y ganancias nos explica cuánto dinero ha ganado una compañía durante un período concreto. Nos permite conocer los márgenes, el rendimiento de los activos, y la solidez y dirección de sus ganancias. Todos estos factores son necesarios para determinar si una compañía se beneficia o no de una ventaja competitiva duradera.

El balance de situación nos indica el dinero que la compañía tiene en el banco y cuanto dinero debe. Sólo hay que restar el segundo del primero y tendremos el patrimonio neto. La cantidad de efectivo que tiene la compañía o la cantidad de deuda a largo plazo son indicadores de la presencia de una ventaja competitiva duradera.

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