Warren descubrió las enormes posibilidades de creación de riqueza de compañías que poseían una ventaja competitiva a largo plazo sobre su competencia. Se dio cuenta de que cuanto más tiempo se conservara uno de estos fantásticos negocios, más riqueza se conseguía.
"Hay que entender la contabilidad y hay que entender los matices de la contabilidad. Es el lenguaje de los negocios y es un lenguaje imperfecto, pero si no desea hacer el esfuerzo de aprender contabilidad, (la manera de leer e interpretar los estados financieros), nunca debería seleccionar acciones por su cuenta” W.B.
Debemos buscar dos cosas: cómo puede identificarse una compañía excepcional con una ventaja competitiva duradera, y cómo se asigna valor a una compañía con una ventaja competitiva duradera.
Puesto que
estos negocios disfrutaban de unos aspectos económicos increíbles que actuaban
a su favor, no había absolutamente ninguna posibilidad de que cayeran en
bancarrota. Ello significaba que cuanto más bajo cayera el precio de las
acciones por culpa de los especuladores de Wall Street, menos riesgos corría
Warren de perder dinero si las compraba. El precio bajo de las acciones también
representaba un mayor potencial de subida y de ganancias. Y cuanto más tiempo
conservaba estas acciones, más tiempo tenía para beneficiarse de sus grandes
aspectos económicos.
Warren había
dado con el Santo Grial de las inversiones; había encontrado una inversión en
la que, minimizando el riesgo, aumentaba el potencial de conseguir beneficios.
No obstante, no era necesario esperar a que Wall Street ofreciera un precio de
ganga. Podía pagar un precio justo por una de estas grandes compañías y aun así
obtener grandes beneficios, siempre que conservara la inversión durante el
tiempo suficiente. El secreto es que mientras no se venda una acción, no se
pagan impuestos sobre esos beneficios, y la capitalización compuesta hace el
resto del milagro.
Mañana continuaré desarrollando este tema. Sólo acabamos de comenzar.
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